PUBLICIDAD EN EL GÉNESIS

PUBLICIDAD EN EL GÉNESIS

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La publicidad es algo que está entre nosotros desde el principio de los tiempos. Cuando se le puso nombre y se estudió de manera más científica fue mucho despues. Empecemos por aquí.

Aclaremos que no siempre se llamó publicidad. Hace unos 2300 años Aristóteles definía la retórica como “la facultad de considerar en cada caso lo que puede ser convincente”. Esta me parece la definición más acertada de lo que hacemos los que trabajamos en publicidad. Somos expertos en qué decir y cómo decirlo, según a quién le hablemos y con qué finalidad. Vamos, somos expertos en convencer. En mi permanente búsqueda del origen antropológico de mi vocación, he descubierto un documento que narra un caso de publicidad en los principios de la creación. Como suena. En los principios de la creación (del mito católico) ya se hacía publicidad. Veámoslo.

En el libro 3 del génesis, apenas creados Adán y Eva, la serpiente los convenció para que comieran manzanas. Y no porque fueran ecológicas o tuviesen antioxidantes. En aquellos tiempos aspiraban a mucho mas, querían «saber». Os dejo un fragmento del texto (copy del anuncio) y os invito a leerlo en una Biblia de verdad. Si leéis un poco antes y un poco después, veréis que es un excelente ejercicio de retórica por parte de la serpiente. 

Fragmento del génesis que muestra el primer ejercicio de retórica publicitaria

Para que lo sepáis, la serpiente no es la mala. Es la buena de la historia. Lo que pasa es que su competencia tiene mucho más dinero y ha invertido más en publicidad. En el tú a tú, la serpiente es mucho más persuasiva, sabe lo que realmente necesitaban Adán y Eva. Querían conocer, y no pasear por el jardín del edén sin preocupaciones. Y la serpiente lo sabía. Y como no tenía los recursos de su competencia, se deslizó por el árbol y les dijo justo lo que necesitaban escuchar, que había una forma de cubrir su necesidad… mordiendo la manzana. ¿Publicidad de guerrillas?

La serpiente dijo exactamente lo que tenía que decir para convencer a Eva. Segun la definición de Aristóteles, hizo un perfecto ejercicio de retórica. De los mil argumentos que podía haber usado para convencerlos de que mordieran la manzana, eligió el correcto.

Hoy como entonces,  eso lo que hay que exigirnos a los que nos dedicamos a la publicidad. Que creemos mensajes que informen y persuadan sobre la bondades de nuestros productos. Y en Mroy somos muy buenos con la retórica, según la definió Aristóteles: somos buenos decidiendo qué decir y cómo decirlo.

Si has llegado hasta aquí es porque crees en la publicidad y tienes interés en hacer publicidad eficaz, lo cual es bueno. Así que ha llegado el momento de dejar de decir que somos graciosos y contarte un chiste, es decir, de mostrarte como hacemos nuestra propia publicidad para que veas como decimos que en Mroy somos muy buenos decidiendo qué decir y cómo decirlo.

Una vez pasado el momentazo del árbol, en el que la serpiente demostró sus virtudes como publicista, la historia sigue con la aplastante victoria de su competencia. Como vemos en la gráfica, nada mejor que cuestionarse que estamos haciendo o dejando de hacer, y una vez identificado, buscar un profesional con una lengua como la de nuestra denostada serpiente, capaz de reconocer cual es el mejor argumento que se puede usar en cada caso.  Y para eso estamos nosotros los creativos de Mroy.

Por cierto, quizás sea la publicidad el oficio más antiguo del mundo…